- Nunca hubo evolución del hombre. La ciencia demostró que nuestra especie (homo sapiens sapiens) no tiene más que unos pocos miles de años, que salió de una única pareja, que por la progresión geomética poblacional, coincide con las ca. 100 personas que cuenta Emmerick sobrevivieron en el Arca de Noé.
- Por ser preservados de la corrupción del pecado original, ni Jesús ni María fueron embriones como los conocemos nosotros en la naturaleza caída, eran praeternaturales y por eso muchos místicos los ven como niños ya formados y por eso Jesús atraviesa a María como la luz al cristal o como el fuego a otro fuego: sin modificar su Virginidad.
- Lo que actualmente se describe como leyes físicas fueron cambiando según el modelo a) del Paraíso, b) antediluviano, c) ante-resurrección y próximamente d) ante-fuego del cielo. En realidad, la ley es inmutable pero la exteriorización física parece un cambio de modelo. De hecho, antes de Noé los hombres vivían mucho más e incluso existieron los gigantes y se van a descubrir después de un sismo.
- El pecado trae una auto-maldición del que peca que no sólo afecta espiritualmente sino también físicamente, individualmente sino también comunitariamente e intergeneracionalmente (salvo que sean bautizados, los hijos heredan las automaldiciones y los méritos espirituales de los padres). En el modelo antes de Cristo, el castigo del pecado era de aplicación rigurosa pero luego de la resurrección la economía de la salvación logra postergar/mitigar aún más las consecuencias. Esto explica por qué antes de Cristo, los judíos debían expulsar al pecador de la comunidad, o no mezclarse, o incluso eliminar a las razas des-graciadas que podrían aniquilar la única via de salvar la humanidad: la transmisión de la semilla de la inmaculada concepción, de generación en generación hasta llegar al nivel mínimo de Santidad requerido para que germinara: Santa Ana, puro fuego de Amor.
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