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La teoría de la evolución



La teoría de la evolución



Se cumplieron 200 años del nacimiento de Charles Darwin, científico y observador inglés, autor de "El origen de las especies" y la segunda teoría de la evolución.


Este aniversario motivó a científicos, filósofos y teólogos a tener un diálogo abierto que permita conciliar la visión de fe con la ciencia y la razón, vistas a veces de manera errada como temas opuestos.

Darwin era esencialmente un gran biólogo. Tuvo formación religiosa en la Iglesia Anglicana, pero se apartó por razones personales: la muerte de su hija contribuyó a alejarlo de la fe. Al final se estableció, como él mismo decía, en una actitud de agnosticismo abierto, que no tiene nada que ver con la posición de un ateo que se vale de esto en contra de la fe. Algunos de sus seguidores, lo hicieron. No incluyó nada de la fe en su teoría, que es científica, sin relación alguna con la existencia o no de Dios, ya que se trata de un plano totalmente diferente.

El peligro de que la teoría de la evolución de Darwin se convierta en una ideología se debe a que muchos de sus seguidores no tuvieron la misma prudencia, confundiendo los niveles científicos y teológicos. Para lograr una recta visión entre evolución y creación es necesaria la mediación filosófica, evitando así, confusiones entre los diferentes niveles.

Mucho se ha analizado si el hombre es el resultado de la evolución del mono, a lo que se podría afirmar que éste es un ser creado pero no es nuestro antepasado, ya que ha tenido una historia diferente a la nuestra. No podemos decir cuándo ha aparecido el alma humana, pero si sabemos que cada hombre fue creado con un alma singular. No son pocos los que se han preguntado si el primer libro de la Sagrada Escritura, el Génesis, debe considerarse como una teoría sobre la creación del mundo o una teoría teológica que quiere explicar la creación del hombre y de su libertad. La respuesta sería la afirmación de Galileo Galilei: "la Biblia no nos enseña cómo funciona el cielo sino cómo se va al cielo". Nos dice cómo el hombre ha sido creado en el pensamiento de Dios, pero no afirma científicamente el porqué.

A esta altura de la civilización no existe contraposición entre evolución y creación, sino más bien un conflicto entre dos concepciones diversas del hombre y de su racionalidad, y un racionalismo cerrado que pretende reducir al hombre a su sola dimensión biológica.





Editorial de el Diario de Cuyo
San Juan, Argentina

Creacionismo y Evolucionismo: el debate

Convocados por el Vaticano, científicos y teólogos debatieron juntos la teoría de Darwin

A 200 años de la muerte del biólogo, la Santa Sede organizó un congreso internacional que trató de acercar los postulados del evolucionismo al relato que defienden los religiosos creacionistas, que tienen mucha fuerza sobre todo en Estados Unidos. Para ellos, el relato bíblico del Génesis ha de entenderse literalmente.

http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=137119&id=279188&dis=1&sec=1

Invasión extraterrestre


Por Mora Torres

Eva, la primera mujer según el Génesis



escribe Gonzalo del CERRO
en
Tendencias Científicas

España




En las misteriosas lejanías de los principios era la mujer.
Eva, en los orígenes bíblicos; Pandora, en los umbrales de la cultura griega.
Recordando a Goethe, podríamos hablar del “eterno femenino”.

La aparición de Eva en el texto bíblico va arropada bajo su condición de mujer. “Yahvé Dios formó a la mujer” (Génesis 2, 22) para que sirviera de ayuda a Adán, el hombre. Adam en hebreo significa precisamente hombre, un ser de tierra roja. Y no encontraba ayuda entre todas las criaturas creadas por Dios.

Eva no tenía todavía nombre, pero el Creador la destinó para el matrimonio, de modo que los dos, el hombre y la mujer, fueran una sola carne (Génesis 2, 25). Cuando la serpiente se lanzó al asalto de la especie humana, dirigió su estrategia hacia “la mujer”. “La serpiente, la más astuta de todas las bestias del campo” (Génesis 3, 1), sabía que, derribada la mujer, la fortaleza humana se vendría abajo. Y así fue.

En el relato de la escena de la desobediencia y sus fatales consecuencias, el texto menciona a Eva hasta diez veces, siempre referida como “la mujer”. Solamente después de la sentencia contra los actores del desaguisado, “llamó Adán el nombre de su mujer Eva, porque ella fue la madre de todo viviente” (Génesis 3, 20). Como en otros casos similares, tenemos aquí la explicación del contenido semántico del nombre. La raíz verbal hebrea es la trilítera, compuesta por heth (pronunciada como la jota castellana profunda), wau y he (hache aspirada, sin sonido en posición final). La raíz significa “vivir”. El nombre de Eva (Hawwáh) es de los denominados en la filología hebrea “nomina opificum” (nombres de artesanos o autores). Llevan geminada la segunda consonante y significan el autor de la acción expresada por el verbo. Según este principio, la interpretación del nombre de Eva dada por Adán no puede ser más exacta. Eva (Hawwáh) significa, en efecto, autora de vida.

Artículo completo en:
La Eva bíblica y la Pandora griega

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